Pinturas de paz a la cara de la guerra. Así lo deja escrito el artista multidisciplinar Iñaki González-Oribe bajo el título de la exposición que él también ha bautizado, Stop wars. Una muestra que, desde hace unos días, se puede ya visitar en la capital alavesa. En concreto, el trabajo de Miren Elorrieta se ha adueñado de las instalaciones del bar Warhol hasta el próximo 15 de julio.

Así, en el espacio hostelero de la calle Francia –todo un habitual en la organización de exposiciones, siendo desde hace ya tiempo una de las pocas referencias que queda en este campo en Vitoria se pueden ver las 13 obras que componen esta particular serie. “Es verdad que no es un tema fácil”, reconoce la artista. Pero, en realidad, son muchas las personas que cada día pasan por este espacio y ojean la prensa mientras toman algo, páginas en la que los conflictos y los enfrentamientos están presentes un día sí y al otro también. 

La figura de los niños y las niñas es el eje vertebrador de las pinturas que están presentes en el espacio de la calle Francia

Con todo, la autora se muestra sorprendida, no tanto por el hecho de que los responsables del Warhol recibieran con los brazos abiertos la temática que trata la muestra puesto que es un local que ya ha demostrado muchas veces su compromiso con el arte, sino por la venta, en muy pocos días, de cinco de las obras –acrílicos sobre papel– presentes en la exposición. “Si alguna vez he hecho algo sin pensar en vender, es esta; solo pensaba en expresar y decir lo que pienso”.

Reflexión

Al fin y al cabo, lo que pretende esta propuesta “es revolverte ante lo que estamos viendo día a día. Parece que no sentimos por el dolor ajeno, nos hemos acostumbrado a las guerras. Yo he sentido la necesidad de llamar la atención sobre algo que está aquí y ahora, que pasa todos los días. A nosotros nos cortan dos horas la luz y ya nos ponemos histéricos. Pero no sabemos la suerte que tenemos”.

Es la infancia, la figura de niños y niñas, la que sirve como hilo de unión entre as 13 obras, que toman como referencia fotografías de diferentes países, épocas y conflictos. Es una manera también de hacer ver que el ejercicio de la violencia no es exclusivo de un momento y un lugar. Todo lo contrario. La realidad es tozuda en este sentido.

Un proyecto abierto

La autora sigue desarrollando una serie que se escapa de las temáticas y proyectos a los que suele acostumbrar al público. “Voy a seguir con otras producciones que tengo, pero esto es algo que tengo la necesidad de hacer y voy a seguir”.

Algunas de las piezas expuestas en el local de la calle Francia. DNA

En realidad, no fue hace mucho cuando esta idea se puso en marcha. A partir de la participación de Elorrieta en la primera edición de la propuesta colectiva Gerra eta denbora –cuya pieza está presente en esta muestra– nació una serie que ahora se comparte en toda su extensión, con creaciones realizadas en su mayoría en los últimos meses.

“Parece que no sentimos por el dolor ajeno, nos hemos acostumbrado a las guerras. Siento la necesidad de llamar la atención sobre esto”

Cada obra me exige de mucha concentración, es un trabajo minucioso pero, incluso a pesar de la temática, lo he hecho muy a gusto”, describe. Ahora, de todas formas, es el momento del público, de quienes se acerquen hasta el Warhol para mirar, como escribe González-Oribe, a los “monstruos de metal”.