Cada mañana, cuando el sol apenas empieza a asomarse en el horizonte, ella ya está lista para salir a la calle. Con una sonrisa cálida y un brillo especial en los ojos, se prepara para su jornada como vendedora de la ONCE. Pilar Cuerva tiene un trabajo donde no solo reparte cupones; también es portadora de esperanza, alegría y confianza que va repartiendo por cada rincón de los barrios gasteiztarras. En sus manos lleva mucho más que papel: lleva sueños de quienes creen en la suerte y en la posibilidad de cambiar vidas con un simple acto de fe.

Recientemente, en medio de su rutina diaria, ha vivido un momento que guardará con mayor mimo tras repartir a un cliente habitual un premio de tres mil euros. Desde muy joven, ella ha sabido que la vida no siempre es fácil, pero también ha aprendido que con esfuerzo y perseverancia se pueden superar los obstáculos.

SUS ORÍGENES

Antes de dedicarse a vender cupones en la ONCE, regentaba un bar, un lugar donde había invertido mucho de su tiempo y energía. Sin embargo, problemas de salud (dolores en la espalda, dificultades respiratorias y otros achaques) le hicieron tomar una decisión difícil pero necesaria: dejar atrás esa etapa para cuidar de sí misma.

Fue entonces cuando, gracias a la mediación de algunos compañeros y amigos, empezó a buscar nuevas oportunidades laborales. Le recomendaron hacer su currículum y acudir a la ONCE para hablar con el encargado. La suerte o quizás el destino quisieron que ese paso fuera el comienzo de una nueva etapa en su vida. Hoy, mira hacia atrás y sonríe al recordar cómo empezó todo: “Aquí me encuentro ahora”, dice con una mezcla de gratitud y satisfacción.

Según relata y valora, ser vendedora de la ONCE para ella significa mucho más que repartir cupones. Es una labor llena de significado, donde cada día trae nuevas historias y encuentros

No en vano, según relata y valora, ser vendedora de la ONCE para ella significa mucho más que repartir cupones. Es una labor llena de significado, donde cada día trae nuevas historias y encuentros. “Para mí, es muy gratificante poder estar con la gente, alentándolos y dándoles alegrías”, explica.

Trabaja con alegría e ilusión repartiendo suerte. DNA

Ese intercambio diario (ese toma y daca constante) es lo que hace especial su trabajo. Señoras mayores que le cuentan sus historias, niños que le muestran sus dibujos o clientes que simplemente agradecen su amabilidad; todos forman parte de su rutina y enriquecen su día a día.

“¿Qué significa ser vendedora de la ONCE? Pues, ¿cómo te lo puedo explicar? Para mí, es muy gratificante poder estar con la gente, alentándolos y dándoles alegrías. Es un intercambio diario, un toma y daca constante. Vienen señoras mayores que te cuentan sus cosas, te comentan sus historias, y para mí eso es muy enriquecedor y satisfactorio”, valora con ilusión. 

EL INICIO

¿Recuerda su primer día trabajando en la ONCE? Sin duda, lo tiene muy presente. Fue en Judimendi, justo en la puerta de un supermercado. La emoción era grande; estaba nerviosa pero feliz, recuerad. De hecho, ya era un rostro conocido para muchos de allí a los que conocía y, por ello, recibió mucho apoyo por parte de sus compañeros. Desde entonces, ha ido rotando por diferentes puntos: actualmente suele estar en la calle Simón de Anda. Sin embargo, debido a una baja de uno de sus compañeros, ahora ocupa un puesto diferente: en la cabina del Pilar, en Cofradía de Arriaga.

Acaba de repartir un pequeño premio de 3.000 euros. Jorge Muñoz

Cabe destacar que su trabajo no solo consiste en vender cupones; también deja boletos en varios bares cercanos –ya sean diarios o del sorteo del Cuponazo del viernes– adaptándose a las necesidades del día a día. Y aunque cada jornada empieza temprano no hay nada que le guste más que recibir noticias buenas como aquella que le envió su jefa desde Donosti: “Hemos repartido unos 3.000 euros”. Esa noticia fue como un impulso para levantarse con energía: “Me levanté toda despistada, me vestí rápido y bajé al bar que hay al lado de mi casa porque sabía a quién le había tocado”, recuerda feliz.

Cabe destacar que su trabajo no solo consiste en vender cupones; también deja boletos en varios bares cercanos –ya sean diarios o del sorteo del Cuponazo del viernes– adaptándose a las necesidades del día a día

Ese momento fue especial para ella porque representa el fruto del esfuerzo diario y el compromiso con su trabajo. Pero también simboliza algo más profundo: la alegría de poder repartir felicidad y esperanza entre quienes confían en ella cada día. Su historia es un ejemplo de resiliencia y de cómo la vida puede sorprender en los momentos más inesperados. Hace unos años, su camino era muy diferente. Antes de unirse a la familia de la ONCE, llevaba muchos años trabajando en Vitoria en el sector de la hostelería, además de haber desempeñado tareas de limpieza.

Está feliz por el pequeño premio que acaba de repartir. Jorge Muñoz

Desde que empezó a trabajar en la ONCE, ha vivido momentos que nunca olvidará. En Estas Navidades pasadas, en 2023, vivió uno especialmente emotivo: en la víspera de Nochebuena, repartió 1.000 euros en un rasca de 5 euros; y en febrero volvió a repartir otros 1.000 euros con el mismo tipo de rasca. Pero lo más grande llegó hace poco: con los 3.000 euros del día que repartió recientemente (una cifra que para ella rércord) siente que empieza a repartir mucha suerte. Aunque reconoce que siempre hay posibilidades de superar esa cifra si algún día sale un gordo en los papeles que reparte.

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Para ella, lo más difícil no ha sido el dinero ni los premios; ha sido estar en la calle durante días complicados: cuando llovía sin parar o cuando las ventas no alcanzaban los números deseados. “El mayor desafío”, confiesa, “fue esos días difíciles en los que parecía que no lograba hacer suficientes números”. Sin embargo, asegura que todo lo demás es sencillo: “Es simplemente el día a día y tratar de superarte más cada día”.

OTROS PREMIOS

La historia de premios repartidos por la ONCE en diferentes ciudades refleja no solo la suerte de los afortunados, sino también el esfuerzo y dedicación de los agentes vendedores que día a día llevan ilusión a los rincones de Euskadi.

Uno de los premios más destacados fue el Extra 11/11 de 2024, donde se repartieron 500.000 euros en Gasteiz. Este premio fue posible gracias a la labor de Iciar Santamaría, una trabajadora que vendió diez cupones premiados en dos puntos estratégicos: en la calle Pintor Olano nº1, frente a los Juzgados, y en la Avenida de Zabalgana nº49; diez cupones premiados con cantidades importantes hacen que muchas familias puedan afrontar gastos o cumplir sueños.

La ONCE ha repartido diferentes premios en los últimos meses. Jorge Muñoz

Además, el 1 de enero de 2025, en Bilbao, en el barrio de Rekalde, se repartieron 4 millones de euros en un sorteo extraordinario de Navidad. El 1 de noviembre del pasado año se repartió el sueldazo de 2.000 euros al año durante 10 años (240.000 euros) en Gernika- Lumo El sorteo del Sueldazo del pasado sábado 11 de enero, he repartido un Sueldazo de 2.000 euros al mes durante 10 años en el municipio bizkaino de Gernika- Lumo. La suerte ha llegado una vez más de mano de la agente vendedora Conchi Martos.

El 15 de marzo de este año el Rasca X10 dejó 150.000 euros en Donostia. Además, el día del Sorteo Extra del Padre se repartieron 400.000 euros en Barakaldo y Portugalete gracias a un total de 10 cupones premiados a las cinco cifras sin serie, que han obtenido sendos premios de 40.000 euros cada uno.

El 21 de marzo se repartieron 210.000 euros en Amorebieta-Etxano gracias al sorteo del cupón, entre los diferentes premios que está repartiendo la ONCE.